Archivos Mensuales: septiembre 2013

El jueves 3 de octubre se acaba el plazo de matriculación para los talleres literarios del CELARD en Badajoz

DÍPTICO INTERIORHoy es el último día de septiembre y, por lo tanto, el inicio de los talleres está a la vuelta de la esquina. Ha sido este mes pasado un mes intenso: el sábado 14 invitamos a Inma Chacón, que presentó su último poemario, Arcanos, y que entregó el premio al ganador del II Certamen de Relatos en Cadena del CELARD, consistente en una beca para cursar uno de nuestros talleres.

La semana pasada fue Florián Recio el que nos acercó a su última novela, Teoría del fracaso, y nos acompañó en el debate que se generó en torno a la pregunta eterna de si se puede aprender a escribir y cuál es el papel de los talleres literarios. A lo largo de esas semanas (y de ésta), casi cuarenta alumnos pasaron por nuestras aulas y participaron en el taller literario exprés gratuito que celebramos en la Biblioteca Bartolomé J. Gallardo. Muchos de ellos dieron el paso y ya están matriculados en alguno de los talleres que arrancan en octubre.

Y tú tienes hasta el jueves 3 de octubre para elegir el tuyo. Sea cual sea tu nivel, cuáles sean tus horarios, tienes un hueco en uno de ellos. Este otoño va a ser frío y gris, como todos. Ahora tienes la oportunidad de usar otros adjetivos para definirlo, de convertirlo en el escenario de un cuento, de una novela: este otoño viene plagado de historias, pero vas a necesitarnos para ayudarte a contarlas.

Da el paso: escríbenos y escríbete.

VERSO TARJETA CORTÁZAR

Descárgate la información de los talleres aquí, y los horarios aquí.

Sí se puede

A nuestros alumnos, los mejores.

 Ayer demostramos que sí se puede. No ya el hecho de aprender a escribir, pregunta que sirvió para generar un debate vivo, apasionado en todo momento, encendido en ocasiones, conciliador y generador de colectividad en otras. Ayer comprobamos que se puede soñar con formar una escuela de escritores en Badajoz y antes de un año, despertar en un aula llena de alumnos, autores, actores, músicos y lectores, todos ellos gente normal y a la vez tan especial como la forma que eligieron para crecer y divertirse.

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Ayer nos reunimos en el MEIAC, en torno a la novela del escritor Florián Recio, “Teoría del Fracaso”, para disfrutarle a él, a su musa Imelda, y a sus trescientos espartanos (cada uno de ellos valió por cien): el actor Carlos Tristancho, que trajo un fajo de cordura y lucidez para repartir entre los asistentes; el músico Nando Juglar, que esparció emoción por la sala, como quien siembra el grano a golpe de brazo; y el difícilmente clasificable Antonio Vega, que dijo del autor las cosas que sólo en boca de un amigo brillan.

Allí estuvieron muchos de los alumnos que ha pasado por los talleres del CELARD (más de cincuenta en el último año): llegaron para el encuentro que Florián mantuvo con ellos en relativa exclusividad, los minutos anteriores al acto, respondiendo a sus preguntas sobre su forma de abordar el proceso creativo y la manera de fundamentar sus personajes, y permanecieron allí hasta que, dos horas más tarde, la última palabra de un debate que se podía haber prolongado toda la noche fue dicha. Desde el estrado los veíamos atentos a ese cruce de argumentos que los atañía directamente, los suyos en la punta la lengua, “haciendo la esponja”, como decía el maestro Sampedro. Nuestro agradecimiento a ellos no es tanto por haber estado allí, como por habernos hecho sentir así: útiles.

Hace unos días escribía una antigua alumna en este blog: “Creo que se puede aprender todo en la vida, por eso acudo a talleres de escritura desde hace varios años. Es una idea errónea y comúnmente aceptada que los escritores deberían serlo sin más, como una especie de gracia, de don, por el mero hecho de haber aprendido a juntar letras en el colegio. Nadie le pide a otra persona que sea un pintor excelso con lo que aprendió en el colegio.”

Gran parte del debate se centró ayer en la imposibilidad de transmitir o enseñar el talento. Fue la postura decidida de algunos de los asistentes, que legítima y educadamente cuestionaron la utilidad de los talleres, como si aquél fuera el objetivo de éstos. Reconocían, eso sí, que se podían aprender las técnicas y los trucos, pero que eso, sin ese toque divino, sin ese don, sólo servía para crear textos vacíos, como pieles mudadas de serpiente.

Esa visión mística de la creación; ese considerar a los escritores como seres superiores, tocados por la musa, es tan difícil de sostener en estos tiempos y, sobre todo, tan alejado de las verdaderas necesidades del ser humano que escribe, que resultan ideales para poder exponer con la misma legitimidad y educación nuestra postura sobre el asunto.

Todos los humanos tenemos una visión particular y única de la realidad. Todos, por ende, tenemos una historia que contar distinta a la de nuestro semejante. Cualquier proceso de aprendizaje artístico tiene que estar enfocado al autoconocimiento, a ahondar en nuestras raíces para descubrir en nosotros mismos el origen de nuestras motivaciones, a entrenarnos en responder a nuestras propias preguntas: todo ello influirá en nuestra capacidad para ser felices que es, en última instancia, el objeto de toda actividad intelectual y emocional. Las técnicas narrativas se abordan de una manera tangencial y, aunque ocupen una parte importante del currículo propuesto en nuestro talleres, sólo cobran valor cuando el tallerista es capaz de utilizarlas, como prendas en una maleta, en ese viaje que emprende hacia su interior. Ahí reside SU talento. Indiscutible. Aquellos que lo encontraron antes que otros, porque ciertas circunstancias, maravillosas o terribles, los empujaron a ello; aquellos que fueron llevados de la mano hasta la puerta de su talento por otros que sabían cómo hacerlo; aquellos que sencillamente se lo encontraron de frente, porque era éste tan grande que no podía ocultarse, no pueden arrogarse el poder de declarar su exclusividad. El talento brilla en los ojos de cada ser vivo que tenga conciencia y sensibilidad. Lo sabe el que mira a los ojos. El taller es un espacio donde mirarse, donde ayudar a mirar, es un tren o un avión que cada semana parte con los mismos viajeros a un lugar recóndito del alma, para explorarlo, para iluminarlo y encontrar allí la fuente de la propia creación, acaso sólo un cabo del que tirar en cuyo extremo opuesto puede haber un tesoro o un detrito de nuestra vida.

Aprender a escribir es, en realidad, aprender a aprender a escribirse: no es una meta, es un itinerario; un viaje a Ítaca que debes desear sea largo; una verdad que, como la socrática, no es sino su misma búsqueda.

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¿Se puede aprender a escribir? (primera parte)

Todo en esta vida se puede aprender. Aprender no es suplantar a quien sabe, ni convertirse en él. Se trata más bien de cultivar en nuestro interior la semilla de ese conocimiento para que dé sus frutos. Y esto es algo que, indudablemente, se hace mucho mejor en grupo. Todos los canales de expresión artística están concebidos para ser disfrutados en algún momento en colectividad. Todos, menos la escritura y la lectura en la sociedad moderna, y esto es algo que no favorece a la cultura de los libros. Vivimos en la sociedad del espectáculo, y alguien decidió en algún momento de nuestra historia reciente que la literatura no era un espectáculo. A quien respalde esta teoría, le invitamos a que acuda a uno de nuestros talleres, para que vean el espectáculo que formamos.

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Continuará el jueves 26 de septiembre a las 20:00 en el MEIAC, en la charla-coloquio ¿Se puede aprender a escribir?, y que tendrá lugar tras la presentación de Teoría del Fracaso, la última novela de Florián Recio.

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«Teoría del fracaso»: mil razones para no ser escritor, una causa para serlo inevitablemente.

“Yo quería ser escritor para volar sobre mí mismo, para huir, para borrarme. Me desagradaba mi casa, mi familia, mi espejo, y quise construirme una vida nueva sobre un horizonte de papel.”

ImagenDe entre todas las explicaciones que el protagonista de “Teoría del fracaso” da sobre el origen de su deseo de ser escritor, ésta es probablemente la más universal. Paquito, a caballo entre el adolescente que actúa entre sus páginas y el adulto que las narra, necesita borrar su vida en el pueblo, porque la siente mediocre -no necesariamente porque lo sea-, porque la siente miserable aun teniendo más que otros; porque desea volar sobre sí mismo y acariciar con la mano esa luna de papel que se incrusta en el entrecejo de los escritores en sus albores.

“Teoría del fracaso” (Atlantis, 2013), la última novela del escritor extremeño Florián Recio (Almendralejo, 1962), es un dedo que hurga en la llaga supurante del lector que algún día soñó con escribir. Más que hurgar, rebaña su interior para dejarla limpia. No busca regodearse en el fracaso, ni rendirle homenaje a esa deidad -por omnipresente y eterna- que amenaza a los artistas de todos los tiempos. Ayuda a comprender, o más bien a mirar -según Galeano, la misma función del arte- en el interior de cada uno para buscar las razones propias. Invita a teorizar sobre nuestro propio fracaso.

Y eso no se consigue inventando. O no sólo inventando. No es que “Teoría del fracaso” sea una novela autobiográfica -al menos no nos consta-, pero se basa en datos experienciales, en vivencias, recuerdos y sentimientos propios del autor -”tú no eres tus personajes, pero tus personajes sí son tú (Raymond Carver)”. Así, Florián Recio teoriza a lo Sherlock cuando, en Escándalo en Bohemia, el detective dice aquello de que “es un error teorizar sin datos. Uno empieza de manera inconsciente a deformar los hechos para acomodarlos a sus hipótesis, en vez de acomodar las hipótesis a los hechos”.

El pueblo de Paquito es el mismo que el de Florián: un Almendralejo donde ambos se criaron y donde fueron coetáneos. Siendo el mundo interior (el del escritor) y el exterior comunes para personaje y autor, la autenticidad -no me refiero a la veracidad- de la historia está garantizada.

Paquito quería ser escritor por mil razones, y al cabo de los años teoriza sobre ellas en las páginas de esta novela. Quizás rompe así el bucle de su fracaso escribiéndose a sí mismo, y demostrando una vez más la infalibilidad de la creación como terapia. De paso, nos cuenta una historia de amor adolescente y otra madura, nos cifra la importancia del arraigo en términos existenciales con los episodios de Dieguito, el íntimo de Paquito, y resuelve una novela corta, a ratos densa, a ratos burbujeante, con un desenlace salidulce como un buche de mar, de esos que si se leen al dormir resuenan al despertar. Teoría del fracaso es un compendio de causas para no ser jamás escritor, enroscado en la bella historia de Paquito: en ella nos cuenta por qué no pudo evitar serlo.

“Yo quería ser escritor porque no podía ser otra cosa. Ni era tan ingenuo ni tan estúpido que ignorase la existencia del mundo, de las calles [..] Del vivir, en fin: pero no me interesaban. Yo quería ser escritor para protegerme de todos ellos»

Miguel Ángel Carmona del Barco

Director del CELARD

La presentación de Teoría del fracaso en Badajoz

Florían Recio estará en Badajoz el jueves 26 de septiembre presentando “Teoría del fracaso”. Será en el MEIAC (Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo), a las 20:00h, en un acto organizado por el CELARD. Posteriormente tendrá lugar la charla-coloquio titulada «¿Se puede aprender a escribir?», en la que los coordinadores de los talleres literarios del CELARD y el escritor darán su opinión al respecto y se prestarán al debate con los asistentes.

Florián RecioFlorián Recio Terraza (Almendralejo, 1962) es periodista y escritor de novelas, cuentos, poesía y teatro, o lo que es lo mismo, de todo lo escribible. Ha ganado premios en certámenes narrativos y poéticos de ámbito regional y nacional. Algunos de los títulos de sus publicaciones son: Una habitación prohibida (poesía), Cinco cuentos. Tres poemas, Esa extraña familia de la que te hablé (cuentos), El siglo de Oro. El siglo de los sueños, Yo maté a Joaquín Sabina (Cuentos), Cuerpo de delito (poesía), Muertes impares (relatos), El sueño de Cintia (novela), Imeldario (poemas) o Zorra mía. Diario de un poeta recién divorciado (poemas/diarios). Acaba de cosechar el éxito del público con su adaptación del clásico de Plauto, «Los gemelos», estrenada en el LIX Festival de Teatro Clásico de Mérida. Ha sido profesor de escritura creativa. Actualmente trabaja para el diario HOY y es profesor de Lengua y Literatura en la Universidad de Mayores de Santa Ana, en Almendralejo.

Otra nueva hornada de escritores en ciernes

Otra nueva hornada de escritores en ciernes

Ayer dimos por terminada la primera edición del taller literario exprés, celebrado los días 18 y 19 en la Biblioteca Pública Bartolomé J. Gallardo. Dos grupos, de siete participantes cada uno, se iniciaron en la dinámica de los talleres literarios del CELARD con un resultado admirable. La ilusión y el nivel, artístico y humano, de estos aventureros de las letras, nos deja siempre un sabor dulce, a viento a favor y esperanza en la continuidad de la literatura. La semana que viene otros dieciséis talleristas vivirán la experiencia, y en octubre, cuando arranquen los talleres del curso 2013-14, muchos de ellos se habrán embarcado en la aventura de aprender a escribir en conjunto, compartiendo el camino, enseñando a la vez.
Para nosotros es una gozada propiciar estas vivencias. Día a día nos reafirmamos en nuestro convencimiento de que escribir no es patrimonio de unos pocos, sino una necesidad inherente al ser humano. Estamos hechos de historias y ponerlas sobre el papel, nos ayuda a ser más felices.

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Resultado final del I Certamen Relatos en Cadena

Con más de 50 relatos recibidos a lo largo del verano, el I Certamen Relatos en Cadena, organizado en colaboración con Cadena SER Extremadura y la Editora Regional, ya tiene ganador final. Se trata de Antonio Guillermo Homar Torres, de Badajoz, con su relato titulado Debut. La entrega del premio, que consiste en una beca para cursar uno de nuestros talleres literarios, tuvo lugar durante el acto de apertura del curso 2013-2014 del CELARD, celebrado el 14 de septiembre. Aquí podemos ver a Antonio, el primero a la izquierda, junto a Inma Chacón y a los coordinadores del CELARD Miguel A. Carmona y Agustín Lozano.

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Estos son los textos finalistas, que leídos en orden cronológico, y por tanto encadenados, conforman un interesante experimento literario:

TIEMPO (relato ganador del mes de junio). Juan Luis González Tardío.

Miró a los ojos al hombrecillo y musitó: lo siento. Unos segundos antes había propinado una patada al bote donde los transeúntes dejaban alguna calderilla, sembrando la acera de monedas cobrizas, acompañada de un escupitajo directamente a los raídos pantalones. De su aspecto no se podía esperar otra cosa…. rapado al cero, con cresta mohicana, de negro integral, cadenas colgando y unas enormes botas militares. La cruz gamada en la espalda del chaleco, que dejaba ver un bate de béisbol colgando del cinto. El hombrecillo, levantando levemente la cabeza, casi como pidiendo perdón, solo había susurrado desde el umbral de la iglesia: “Yo era igual que tú”.

UNA TARDE EN EL CIRCO (relato ganador del mes de julio). María José Calero González.

“Yo era igual que tú, trabajaba en una gran empresa y no tenía tiempo para nada, incluso sacaba a pasear al perro en traje chaqueta, con corbata y todo.” Eso me dijo, tranquilamente, sin mirarme a los ojos y mientras, le hacía a mi hijo una espada con un globo azul. La chaqueta no me daba mucha libertad, pero tampoco me hubiera servido, no podía mover ni un músculo. Luego mi hijo le preguntó cómo se hizo payaso y no sé cuántas cosas más. Yo lo único que recuerdo es esa gran sonrisa roja atravesándole media cara y la peluca de colores. El hombre terminó la conversación con una frase lapidaria: “La única diferencia entre nosotros es que cuando me quito el maquillaje, la sonrisa sigue en mi cara” Así que le he estado dando vueltas y aquí me tiene… ¿Cuánto ha dicho que cuesta el curso de payaso?”

DEBUT (relato ganador del mes de agosto y ganador final). Antonio Guillermo Homar Torres.

“¿Cuánto ha dicho que cuesta el curso de payaso?”. La cifra rechinó en mis oídos, y a punto estuve de echarme atrás. Sin embargo, al día siguiente, y durante dos meses, me enfundé en la piel de un tipo que no era yo. Extraje una considerable capacidad para expresarme sin ataduras, a la vez que liberaba un contento interior cuya existencia desconocía. En ese tiempo, mi percepción de las cosas cambió de forma radical, y conseguí que la relación con las personas y el mundo exterior, se transformara en un juego tan sencillo como honesto. El día de mi debut, aparecí en la habitación del hospital encarnado en un organismo limpio, casi irreconocible. Finalizada la pequeña actuación, desde su inmovilismo forzado, mi mujer me ovacionó con una sonrisa que nunca antes distinguí. Me despedí con una reverencia fervorosa, mientras el telón de la escena final se cerraba ante sus ojos.

Muchas gracias a todos los participantes y a quienes nos habéis apoyado en la organización de este certamen. ¡Hasta la próxima edición!

«Arcanos», un libro que late entre las manos

Pido de antemano disculpas por la truculencia Arcanos, de Inma Chaconde la imagen, pero la imaginación es inocente. Intentando arrancar unas palabras a mi sobrecogimiento después de una primera lectura de Arcanos, pensé que el día en que la autora esté tumbada sobre la mesa de autopsias, el forense se llevará una sorpresa mayúscula al hallar este poemario donde debiera estar el corazón.

Arcanos (Libros del aire, 2012), late entre las manos del lector desde el primer verso hasta el último. Es más, me atrevería a decir que lo hace desde el concienzudo prólogo de Miguel Veyrat (o limen, como él mismo lo denomina), que contiene perlas como esta: «[la poesía es] la única vía al conocimiento que puede abordar la claridad sin dañar la transparencia». Realiza, además, un símil bello y útil, por cuanto ayuda a la comprensión del libro (misión que debería cumplir cualquier prólogo para ser): Arcanos es un puente entre el mundo de los vivos y el de los muertos.

Tumbas coronadas

(La muerte)

Ahora que cuento mis muertos en plural

y beso el vacío de sus tumbas coronadas

                     ·

la razón me pide que los nombre

uno por uno

para devolverles el tiempo

y las caricias.

Leyendo Arcanos uno se sustrae de la creencia, impuesta por la tradición judeo-cristiana, de que nuestros muertos están «ahí arriba», observándonos como ángeles en prácticas (o becarios), e ingresa casi sin sentirlo en la idea de raigambre. Nuestros muertos son nuestras raíces, no nubes que vuelan a años del suelo.

¡Ah, la muerte acurrucada!

Semilla que germina

junto a la sombra inmune

del ciprés,

multiplicada

a golpes de sorpresa.

Fragmento de «La muerte acurrucada»

Dice Miguel Veyrat en el prólogo que la autora «ha decidido abordar todo lo secreto que los romanos nombraban con la palabra Arcanum«. Es curioso, porque uno al recorrer sus páginas se topa de bruces, de entrada, con los dos grandes secretos de este mundo pequeño y ciego que habitamos los occidentales libres: el miedo a la muerte y a la empatía, que desemboca en la indiferencia al sufrimiento ajeno. Inma Chacón coge estos secretos y los acuna en su regazo, les habla con cariño, con respeto, con amor de madre: como una madre no muestra miedo; es comprensiva y comprensible, amante y amable. Se moja, se mete en el fango hasta las cejas para rescatar una flor del fondo y la ondea como un triunfo. Leyendo Arcanos uno se pregunta si es ético encontrar belleza en la miseria, pero lo más importante no es la pregunta, sino la respuesta, que llega tan sólo unos versos más tarde.

El eco

(nueve de espadas)

¿Por qué el eco

no será más que eco

                     ·

y el consuelo

una buena intención

necesaria e inútil?

Mucho más tendría que saber yo para teorizar sobre la ética de la estética. Y sobre todo, ¿qué conseguiría? ¿Arrojaría luz sobre la esencia de Arcanos? Mirad qué fácil lo hace la poetisa. Si el eco no es más que eco y el consuelo una buena intención necesaria e inútil, y el libro es un canto a la verdad, a los que buscan la verdad, como así reza la cita introductoria, ¿dónde está la poesía? La poesía está en la voz que genera el eco. Aquél que obvie la voz y se conforme con el eco, disfrutará la belleza con que se muestra la humanidad descarnada, ignorando el grito de la autora que nos invita a compartir el dolor de los otros, que son los nuestros.

Los cerros de Caracas

(La torre)

Se abrieron

las entrañas de la tierra

y me miraron a los ojos.

                     ·

Allí se cerraban las puertas del cielo

y las hogueras

encendían el aire.

                     ·

Allí los niños jugaban a ser niños

como si la vida no se hubiese detenido

                     ·

como si pudieran encontrar en aquel cerro

la infancia

que todavía les debían

                     ·

las nubes de algodón

las carteras del colegio

                     ·

los brazos maternales

que les había negado la miseria.

*

Vi escaleras

que no subían ni bajaban

                     ·

techos que no soportaban el sol

ni los inviernos

                     ·

barro

polvo

prisas por huir

                     ·

ratas

                     ·

ojos brillantes

abiertos, negros,

capaces de no pestañear

ante la muerte.

*

Vi la luna

escondiendo la vergüenza por salir

entre tanto desatino

                     ·

entre la abundancia de un valle

reservado al privilegio

de los que nunca miran

a los otros

                     ·

y la escasez del que necesita un espejo

en el que proyectar las esperanzas.

*

Allí vi el dolor:

se transparentaba.

                     ·

Un dolor que se incrusta en la memoria

                     ·

y una voz

                     ·

un quejido

atrapado en cien mil bocas

                     ·

reclamando escapatorias.

¿Late o no late?

Reseña de Miguel Ángel Carmona del Barco

Director del CELARD

La presentación de Arcanos en Badajoz

Inma Chacón estará en Badajoz el sábado 14 de septiembre presentando «Arcanos». Será en el MEIAC (Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo), a las 20:00h, en un acto organizado por el CELARD. Con la generosidad que la caracteriza, entregará posteriormente el premio al ganador del Certamen de Relatos en Cadena del CELARD, en el que también colaboraron la Editora Regional de Extremadura y la Cadena SER. Más información sobre el evento aquí.

Inma Chacón

Inma Chacón es doctora en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid y profesora de Documentación en la Universidad Rey Juan Carlos. Ha sido decana de la facultad de Comunicación y Humanidades en la Universidad Europea. Fundó y dirigió la revista digital Binaria: Revista de Comunicación, Cultura y Tecnología.

Ha publicado tres libros de poesía: Alas (2006), Urdimbres (2007) y Antología de la herida (2011). Su obra literaria abarca también la novela: La princesa india (Alfaguara) fue su primera  incursión en el mundo de la narrativa seguido por Las filipinianas (Alfaguara). Publicó en la editorial La Galera su primer libro destinado al público juvenil, Nick. Inma ha sido galardonada como finalista del Premio Planeta 2011 con su cuarta novela: Tiempo de Arena.

Dossier de prensa

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¿Por qué una escuela de escritores en Badajoz?

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¿Por qué una escuela de escritores en Badajoz?

La escritura es, de todas las artes, la más íntima, la más privada. La música, el teatro y el cine se representan y disfrutan en colectividad; incluso la pintura y la escultura dan lugar a la generación de obras colectivas, al estilo de los talleres de los grandes maestros renacentistas (mientras escribo esto, mi mujer y mi hijo pintan un mural con pies y manos en el salón de mi casa) y, si no, es innegable que un misma obra plástica puede ser disfrutada de manera simultánea por varios espectadores.

Sin embargo, la escritura y por extensión, la literatura, se han afianzado en la modernidad como actos individuales, asociados a la intimidad, aunque sean llevados a cabo en lugares públicos como el metro, la plaza o la terraza de un café. Nosotros no tenemos como objetivo atentar contra esta privacidad, que nos sedujo hace muchos años y a la que le debemos algunos de los mejores momentos de nuestra vida; es la individualidad la que no favorece al escritor, como no favorece a ningún profesional o aprendiz de un oficio el desarrollar su tarea aislado de sus iguales, sin compartir con ellos el camino, las mieles y las hieles de tan apasionante aventura, el viaje al fin y al cabo, que nos lleva a escribirnos.

La conciencia de colectividad ha dado como fruto, quizás no las mejores obras, pero sí los mejores artistas. Evocad los rostros de felicidad de esos escritores del 27 en los retratos de la época, de los surrealistas o modernistas. Sus grupos de trabajo, pues de ahí es de donde surgen esas generaciones activas y autodenominadas, fueron el caldo de cultivo para obras, tendencias, publicaciones, colaboraciones y funcionaban, en muchos casos, como talleres.

El CELARD ha sido creado para albergar ese espacio de encuentro, de trabajo, de colaboración, de aprendizaje recíproco, de análisis crítico, no sólo de textos, sino también de esta realidad. El arte, recordando al escritor uruguayo Eduardo Galeano, debe ayudar a mirar, y un taller literario es un lugar donde entrenar esa mirada y compartirla.

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Resultados del mes de agosto del Certamen Relatos en Cadena

DEBUT (relato ganador del mes de agosto). Antonio Guillermo Homar Torres.

“¿Cuánto ha dicho que cuesta el curso de payaso?”. La cifra rechinó en mis oídos, y a punto estuve de echarme atrás. Sin embargo, al día siguiente, y durante dos meses, me enfundé en la piel de un tipo que no era yo. Extraje una considerable capacidad para expresarme sin ataduras, a la vez que liberaba un contento interior cuya existencia desconocía. En ese tiempo, mi percepción de las cosas cambió de forma radical, y conseguí que la relación con las personas y el mundo exterior, se transformara en un juego tan sencillo como honesto. El día de mi debut, aparecí en la habitación del hospital encarnado en un organismo limpio, casi irreconocible. Finalizada la pequeña actuación, desde su inmovilismo forzado, mi mujer me ovacionó con una sonrisa que nunca antes distinguí. Me despedí con una reverencia fervorosa, mientras el telón de la escena final se cerraba ante sus ojos.

 

UN PADRE DE FAMILIA (relato finalista). Juan Carlos Romero Pérez.

¿Cuánto ha dicho que cuesta el curso de payaso?, dijo y supe entonces que no me iban a comprar nada, que había sido el bufón de unos señoritos malcriados. Sin decir ni pío, señoría, sin decir ni pío recogí el género, pero el chaval quería divertirse y, agarrando un reloj como prenda, me ordenó: discúlpate. Y yo lo hice, señoría, que disculparse sale gratis y evita disgustos. Les dije que sentía haberles hecho perder el tiempo, que era padre, y que con la venta de un reloj mi niño comía una semana. Se avergonzó, supongo, porque me lo devolvió entonces. Y yo ya me iba, lo juro a su señoría; pero el chaval habló a mi espalda: espera, dijo; y yo me volví, señoría, para no ofender. Y le vi sacarse un hueso de la boca, me lo tiró, señoría, y dijo: para tu niño. Y eso ya no, señoría.

 

SE REQUIERE EXPERIENCIA (relato finalista). Encarna Fernández Capilla.

«¿Cuánto ha dicho que cuesta el curso de payaso?» Mientras consultaba las tarifas, me imaginé al terminar el verano entrando en mi empresa vestido de colores, con zapatones, una nariz roja y una sonrisa pintada; me imaginé sacando del sombrero un ramo de flores de papel para la telefonista, gastando bromas a mis compañeros a diestro y siniestro y ofreciéndole a mi jefe ,con una reverencia, una taza de café sacada de un gran pañuelo blanco; me imaginé repitiendo funciones extras, tarde y noche; me imaginé llorando lágrimas de payaso al abrir el sobre de la nómina. “No, déjelo, no me hace falta”.

 

El ganador final del Certamen Relatos en Cadena se dará a conocer el jueves 12 de septiembre a las 13:30 horas en el programa Hoy por Hoy de Cadena SER Extremadura. La entrega del premio, que consiste en una beca para cursar uno de los talleres literarios del CELARD, tendrá lugar el sábado 14 de septiembre, a partir de las 20:00 horas en el salón de actos del MEIAC (Badajoz).

Consulta las bases en este enlace.

¿Qué es un Taller literario exprés?

«No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo»

Oscar Wilde

Esta cita de Oscar Wilde ilustra a la perfección lo que pensamos en el CELARD. Por eso ponemos a tu disposición todas las herramientas necesarias para iniciarte, profundizar o dominar el oficio de escritor. Pero por eso, sobre todo, hemos convertido nuestros talleres en foros donde cualquiera que tenga algo que contar y quiera contarlo, disponga de su espacio y se sienta como en casa.

Para que lo compruebes por ti mismo diseñamos los talleres literarios exprés. Son actividades abiertas al público general, totalmente gratuitas, cuyo objetivo es recrear, durante dos días consecutivos, la dinámica y el ambiente de un taller de escritura creativa. Porque probablemente tú, que encuentras placer en escribir, que escribes y que desearías aprender y compartir ese aprendizaje con otros como tú, no hayas asistido nunca a un taller presencial. Qué mejor manera entonces de probar que ésta.

Estructurado en dos sesiones de 75 minutos, en días consecutivos, tendrás la oportunidad de degustar casi todos sus sabores: la inquietud de saber que estás haciendo algo extraordinario, algo por ti y para ti; la tranquilidad de encontrarte con gente que siente lo mismo que tú y a los que te une un factor fundamental en tu vida: tu pasión/disfrute/placer/gusto por la escritura.

Pero sobre todo, dos cuestiones fundamentales. Al tratarse de un taller, y no de un curso, el tiempo se dedica en gran parte a escribir, a crear de manera individual (las menos veces colectiva) pero lejos de la intimidad de tu habitación; en otra intimidad, eso sí, la del grupo. La otra parte se dedica a reflexionar sobre aspectos propuestos por el coordinador o destacados por el resto de compañeros y, cómo no, a hacer y recibir críticas constructivas, la quintaesencia del taller literario.

Todo ello tendrás la oportunidad de catarlo durante este mes de septiembre. Y donde digo catarlo, me refiero al «casi todo» de antes: el de aquello que tendréis oportunidad de probar. Precisamente lo que no podréis experimentar en este taller literario exprés es la gozada que supone mantener esa relación surgida de la experiencia creadora, común y compartida, a lo largo de las semanas y los meses. Pero bueno, por algo se llamaba exprés, ¿no?

Y para algo están también el resto de talleres del CELARD. No te preocupes que, si te gusta lo que vives en esos dos días, tendrás oportunidad de continuar.

PRÓXIMAS EDICIONES DE TALLER LITERARIO EXPRÉS

  1. 18 y 19 de septiembre de 2013, de 18:15 a 19:45, en la Biblioteca Pública Bartolomé J. Gallardo de Badajoz.
  2. 24 y 25 de septiembre de 2013, de 18:15 a 19:45, en la Biblioteca Pública Bartolomé J. Gallardo de Badajoz.
  3. 30 de septiembre y 2 de octubre de 18:15 a 19:45, en la Biblioteca Pública Bartolomé J. Gallardo de Badajoz.

Puedes inscribirte hasta 48 horas antes de la fecha de inicio enviando un correo a info@celard.es que contenga tu nombre, teléfono, dirección, fecha de nacimiento, e indicando en el asunto: inscripción taller literario exprés (fecha del taller elegido), o también pinchando aquí. Recuerda que hay plazas limitadas.

«Uno escribe a base de ser minero de sí mismo»

José Luis Sampedro

Alumnos de la edición de abril del taller literario exprés

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