Archivos Mensuales: enero 2013

UN AÑO SIN ANTONIO ROMÁN DÍEZ

asistentes Diciembres

Presentación de «Diciembres» en la Biblioteca de Extremadura (10/01/2013)

El pasado jueves, el Centro de Estudios Literarios Antonio Román Díez [CELARD] inició su actividad en la región con la presentación en Badajoz de Diciembres, una antología de los poemas con que el poeta extremeño Antonio Román Díez felicitaba las fiestas navideñas a familiares y amigos. Se trata de un material hasta ahora inédito y de una incontestable calidad literaria, a pesar de que el autor no lo escribiera con el objetivo de ser publicado.

Antonio Román Díez García, del que se cumple ahora un año de su muerte, fue uno de los poetas más certeros y preclaros de esta tierra. Y elijo estos adjetivos para calificar su obra (de entre otros muchos posibles) porque la poesía, en este siglo XXI acostumbrado al vértigo de lo efímero y a la inmediatez de las redes sociales, cobra un valor extra cuando se la despoja del lirismo cargante para lanzarla directa al corazón, como un proyectil envenenado con una mezcla perfecta de arte y compromiso.

Comprometida es sin duda otra palabra descriptiva de su obra. Se ve con claridad en estos “villancicos” con los que Antonio Román trataba de remover las conciencias aletargadas por las luces y las compras, eligiendo una de las muchas injusticias que cada año empañan el espíritu de estas fiestas y prestando su pluma a la causa. Como aquel que dedicó a la guerra de Irak en el que decía “Pastor de mi Navidad / que sigues rastros divinos. / Guárdate de los caminos / que te llevan a Bagdad.”

Antonio Román Díez no fue amigo de farándulas literarias, ni se arrimó a las largas sombras que los cipreses del poder proyectaron durante años sobre los círculos culturales y artísticos de Extremadura. Quizás por eso (sobre todo por eso) el reconocimiento de tan excelsa figura de nuestras letras tendrá que partir de nosotros, de sus lectores: de los que lo son ya y de los muchos que lo serán cuando, con el tiempo, sus versos ocupen el justo lugar en los anaqueles de nuestras bibliotecas y librerías.

Es imprescindible reflexionar acerca, no ya del panorama de las letras extremeñas, sino de la situación en la que nuestros escritores desempeñan su trabajo. ¿Es suficientemente digna? ¿Tienen el necesario reconocimiento? ¿Dónde trabajan y de qué viven? ¿Son, los pocos que conocemos, los mejores?

Antonio Román Díez dedicó media vida a la poesía y la otra media a la enseñanza. Profesor querido por alumnos y compañeros, escribió en numerosas ocasiones desde la óptica de un niño. Él sabía que sólo aquellos que gozaran de una infancia y una juventud plena podrían alcanzar la felicidad en su madurez.

Quizás habría que aplicar esa misma regla y cuidar con mimo a nuestros jóvenes poetas y novelistas para que, el día de mañana, aquellos que deseen dedicar flamantes estudios al panorama de las letras extremeñas tengan enjundia en la que hincar los codos.

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